-ElectroChemicals- Las falacias de una persona comiendo manzana.
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14 de diciembre de 2007

Smoke.

Así como una persona puede verse elegante fumando, puede verse tan vulgar...

7 de diciembre de 2007

Una flor (recopilación).

Una flor. Roja, como el color de la sangre, y de tonos tan oscuros como la mayor ausencia de luz. Así tal cual era, se hacía imposible no advertirla al pasar cerca de ella, tranquilamente descansando en la blanca nieve resaltando hasta sus más mínimos detalles.
Quien pasara quedaba meditativo frente a esta rosa. Se veía como la más bella de todas, como si no tuviera envejecimiento. Nunca se marchitaría, ni uno solo de sus suaves pétalos se arrugaría.
Mas quien la veía no la tomaba -- era como si tuviera un signo de advertencia por un hechizo. La curiosidad de los niños que apreciaban su belleza mantiene el recuerdo de un por qué no la habré tomado o un cuál sería su conjuro...
¿Quién la habrá dejado caer? ¿Tal vez el destino extendió sus manos hasta aquel específico lugar, dejándola reposar sin molestia alguna? ¿O acaso la nieve pidió mantener sobre su limpio rostro tal hermosa creación de la naturaleza?


Original: 30 de abril de 2005.
~

21 de noviembre de 2007

Eres mi música.

Me haces tan feliz que cuando pienso en ti no puedo evitar cantar.

Lo nuestro.

Lo que más disfruto de nuestra relación es que, aunque siempre improvisamos, cada vez tiene un sentimiento más intenso de por medio.

Metáfora.

A veces me encuentro a mí misma volando más bajo. Siento el rocío de la hierba en mi pecho, refrescante alivio que busca impregnarse mi dolor.
A veces vuelvo a pensar en el pasado, sintiendo cómo la música se va apagando lentamente. Recuerdos como mariposas, van y vienen inocentemente sin perder su belleza.
Pero nunca bajo la vista, ni cuando intento volver a mi presente. Porque ahí estás tú, acompañándome, siempre mirándome a los ojos. Siempre a mi lado, apoyándome.

14 de noviembre de 2007

Hombres.

Y me maquillaré como ellos para aparentar ser uno de ellos.

Beso.

- ¿Qué haces?
- Nada.
- ¿Me ibas a dar un beso?
- ¿Qué?
- Eso. ¿Pretendías besarme?
- ¿Yo? ¿A ti?
- Sí, eso pensaba.
- Deja de soñar conmigo.
- Entonces, ¿cómo llego a darme vuelta y tengo tu cabeza tan cerca a la mía, o tus ojos mirando fijo a los míos?
- Tenías algo en el ojo.
- Ibas a besarme.
- Demonios. Te odio.

Funeral.

Cariño, si tan sólo lograras recordar cómo nos conocimos. A esa edad tan loca... Luego de haber pasado toda una vida juntos, ahora me dejas por una maldita enfermedad. Lo olvidas todo, incluso a mí. Y como si con eso no fuera suficiente...
Nunca olvidaré esa fiesta de año nuevo. Mucha gente en una misma casa, un éxtasis que se contagiaba en el aire... ¿Qué se podía perder? Me pediste mi número, no dudé en dártelo. Éramos jóvenes, los amores eran de un par de días. Quién hubiera dicho que un par de años después nos encontraríamos frente a un altar, yo de blanco y tú de traje. Los dos afirmando con una ingenua sonrisa ese acepto...
La luna de miel fue todo un caso. ¿Recuerdas nuestros planes? Siempre hablábamos de lo bien que lo pasaríamos en Europa, recorriendo países y trayendo regalos. Con suerte salimos de la región, cariño, me llevaste a la playa por unos días para ahorrar para la casa. Por suerte mi familia es grande y nos apoyaron con elementos domésticos.
Eras un hombre tan activo, trabajador. Esforzado como tú mismo. Aunque eso no fue suficiente para evitar a nuestro primer hijo, qué rápido fue todo... éramos tan jóvenes, tan alocados. Parecía todo tan simple.
Bueno, claro que nunca me dejaste por otra. Tu amor era el trabajo, no tus compañeras; y la familia era importante para ti, así que recordabas llegar temprano a casa.
Tampoco olvidaré esas locuras que hacíamos, dejando a nuestros hijos noches enteras solos en casa. ¿Volverías a llevarme a esos lugares exóticos? Me comprarías esas ropas sensuales y seguirías sintiendo esa atracción por mí.
Pero ya no, cariño. Me dejas por ella. Llámale amnesia, llámale alzheimer... es la más infiel por la que podrías haberme dejado. Me olvidas, ¡a mí!, tu única esposa, la que te ha acompañado toda la vida. ¡La que nunca te abandonó, ni siquiera cuando volvías tan cansado a casa! Siempre esperándote, sin importar la hora, siempre intentando complacerte...
¿Por qué me haces esto? ¿Por qué me olvidas, me dejas de lado y luego te vas así, como si no dejaras nada atrás? ¿Es que te he hecho algo, es que no me extrañarás?

Zebra.

Como el sol tiene a la luna y el blanco tiene al negro, como existe el equilibrio existes tú para mí.

3 de noviembre de 2007

Cita.

No obstante, él no la consideraba loca (desgraciada era la palabra que en general le venía a la mente), e incluso cuando hacía cosas que alarmaban a todos, a él le parecía que sólo estaba fingiendo. Tuvo varias crisis a lo largo de los años (un ataque de gritos cuando despidieron a una de las enfermeras, un intento de suicidio, un período de varios meses en que se negó a llevar ropa) y en una ocasión la mandaron a Suiza para lo que llamaron <>. Barber descrubrió mucho después que Suiza era solamente una forma cortés de referirse a un manicomnio en Hartford, Connecticut.



El palacio de la luna, Paul Auster.
Pag. 257.

1 de noviembre de 2007

Vejez anormal.

Si te van a salir arrugas, que sea de tanto sonreír.

31 de octubre de 2007

Blues.

No supe si enamorarme del músico o de su música.

Título profesional.

Ya no estudiaré las leyes, sino que me tocará ejecutarlas.
Crearé justicia en la literatura.

30 de octubre de 2007

Proyección.

No hay mejor arquitecto que un esquizofrénico en pleno ocio.

29 de octubre de 2007

Nunca te acostumbres.

Insisto. Nunca te acostumbres a una rutina, nunca dejes de disfrutar ese despertar de cada mañana. Es tan único, tan tediosamente único.
Nunca te acostumbres a observar a alguien, nunca te acostumbres a hacer algo, por más veces que tengas que hacerlo por día. No caigas en esa desgracia.
Odia el tener que sacar la basura cada noche, siente día a día el querer dejar de comer con tal de no lavar de nuevo esos platos. Y, por sobre todo, disfruta esos pequeños placeres como pedirte compras a domicilio y estar con tus seres queridos.

25 de octubre de 2007

Atracción.

- Me pregunto porqué será que, siendo tan atractivo, nunca te veo con alguna mujer.
- ¿Me encuentras atractivo?
- Sí, muchísimo. Me pregunto si las demás también te verán así.
- Seguro.
- No, en serio. Como que eres tan de mi tipo que se duplica.
- ¿Soy de tu tipo?
- Totalmente. Esos ojos así, la mandíbula tal cual, la nariz del porte que me gusta... tu color de pelo...
- Soy perfecto.
- Argh. No sé cómo logro verte tan atractivo con lo desgraciado que eres, sobre todo conmigo.
- Mmm.
- ¿Sabes? Mejor voy a escuchar música. Escucharía todo el día a Dave Gahan...
- Y yo te escucharía todo el día a ti.

22 de octubre de 2007

Nota.

Mientras más sé de ti, menos quiero conocerte.

17 de octubre de 2007

Anti.

Una ginecóloga embarazada, un dentista con frenillos. Un traumatólogo inyesado, un cirujano operado. Una empleada empleando, una secretaria sin voz.
Un niño regañando a sus padres, un chofer tomando un taxi. Una iglesia sin fin de lucro, un cesante recibiendo un sueldo.

Al final, todo es posible.
¿Anti qué?

16 de octubre de 2007

Olvido.

Jazz de cantina y una buena botella de leche cultivada para pasar las penas. Ebrio evito más, olvido el momento que paso y sobre mi alrededor...

2 de octubre de 2007

Juntos.

- Oye, ¿no crees que haríamos una bonita pareja?
- ¿A qué va esa pregunta? ¿Ahora no dejas de pensar en mí o qué?
- Deja de decir tonteras. Pienso que si estuviéramos juntos como pareja nos veríamos lindos, ya sabes, hay personas que se ven muy bien juntas...
- No quiero ser tu pareja
- No te lo he pedido.
- No... porque yo te lo pediré a ti.

27 de septiembre de 2007

24/09/07

Hasta el agua pesa.

25 de septiembre de 2007

Lo que es.

Resignarse.
Pensar tanto las cosas no las hará cambiar.

Diario.

- ¿Por qué no?
- ¿Por qué sí? ¿Qué tanto es lo que puedes ganar arriesgándote, si puedes perder tanto también?
- Aun así...
- Lo siento. He tomado demasiados riesgos a lo largo de mi vida como para ser así de impulsiva.
- No todo tiene porqué ser así...
- Pero ha sido así. Adiós.

22 de septiembre de 2007

22/09/07

Hasta que sufrí el aprender la profundidad el negro.

19 de septiembre de 2007

Parche curita.

- Los parche curitas son para niños.
- Entonces dame uno.
- ¿No crees que estás un poco vieja como para tonteras como ésas?
- No es una tontera. Pero, ¿qué mejor que tener ese toque infantil? Es un parche, no un pañal.
- Si te haces una herida, te la desinfectas y ya está. No andas con parches con cada corte que tengas, eso es lo infantil. Te aguantas como mujer de 17 años que eres, como futura profesional y madre.
- Aun así no tengo porqué auto flagelarme.
- Estamos hablando de una herida que un parche curita podría cubrir, no de un sadomasoquismo.
- Por eso.
- En todo caso, ¿para qué quieres un parche curita?
- No sé... me recuerdan a cuando era pequeña.

Fe.

- Buenos días. ¿En qué puedo ayudarlo?
- Usted no puede ayudarme.
- Me refiero cortésmente a qué está haciendo aquí, a qué viene.
- Usted no me es de ayuda.
- Está usted, señor, en un salón de belleza. ¿Desea hacer una reserva o necesita algún tipo de servicio?
- ¿Qué tipo de servicio?
- Pues, como puede ver a su alrededor, podemos arreglar su cabello - que bien le haría-, o incluso mejorar su apariencia... Lo que guste en cuanto a estética.
- ¿Cree que necesito algo? No, pues, como dice eso. Soy un indigente, los indigentes no nos arreglamos. Nos las arreglamos.
- Entonces, si no necesita nada aquí, por favor retírese. Esperamos clientela.
- Sí necesito algo.
- Señor, se lo digo por las buenas.
- Estoy buscando a alguien... ¿cree que si lo ve por aquí podría darle mi mensaje?
- No soy una secretaria, qué se cree. Lárguese de aquí ahora mismo.
- Tome... no pido nada más. Gracias por nada.
- Como si fuera a hacer lo que me pide...

Y así una pequeña tarjeta blanca cayó al basurero. Un niño curioseando en el lugar mientras su madre era atendida, la encontró, leyendo las palabras "Si realmente existes, quiero que me detengas. Creeré en el dios que prometes ser si me envías un ángel, una pequeña muestra. Hasta entonces..."

6 de septiembre de 2007

Realidad instantánea.

Me hacen falta fuerzas incluso para comer. Bueno, debe ser por la fatiga de no comer hace casi un día... y las presiones de mi madre de no dejar de lado lo demás, como si cumpliendo mis responsabilidades académicas no me dejara de lado a mí misma. Cuidarme a mí misma, a mis amigos... sobre todo cuidar a mis amigos.
Dejar de cometer estupideces inconscientes.

Intento fallido.

De haber sido un niño, se habría echado a llorar en ese mismo instante.

Intento fallido.

No había participado con ella en esas cosas, pensando que respetaba su intimidad al no inmiscuirse, aunque también podría haber pensado que no mostraba suficiente interés.

El psicoanalista, pág. 115.

5 de septiembre de 2007

Wonder.

Mírame a los ojos, lo que te diré es en serio: ¿te harías bisexual por mi?

Eso.

"Feels like home".. those will be my last words.
Live in peace, finish all this problems and start again, with and without.

3 de septiembre de 2007

Oriente.

Los japoneses también escuchan rock and roll.

31 de agosto de 2007

Estrellas.

Una pequeña niña observaba las estrellas por el balcón de su habitación, con una mirada dudosa e inquieta. Justo cuando pensaba en volver adentro, un hada se posó a su lado.
- Hola, pequeña criatura. ¿Que no tienes frío aquí afuera?
- Bueno, iba a entrar justo ahora...
- Oh, lo siento. ¿En qué pensabas? Tenías una cara muy preocupada.
- Es que, siempre en las películas los príncipes prometen a sus princesas las estrellas, incluso la luna. Los príncipes de verdad también lo deben hacer, pero no entiendo cómo quedan tantas estrellas en el cielo cuando han existido tantos príncipes a lo largo de la historia!
- Bueno, las estrellas se regalan pero no se sacan del cielo.
- Entonces, ¿cómo se pueden regalar?
- Mira, niña. Las estrellas son inalcanzables, ni las hadas hemos podido llegar a ellas. No es llegar y lanzar una cuerda para bajarlas, siempre han estado y estarán en su lugar.
- Yo quería llegar a ser una princesa sólo para que un príncipe escalara a mi balcón y me regalara una estrella. Así que, ¿qué tiene de especial entonces ser una?
- Las princesas no sólo viven de recibir estrellas. Viven en castillos enormes y tienen una vida feliz, se visten como desean y hacen muchas fiestas.
- Pero, ¿para qué querer todo eso sin estrellas?
- Pequeña humana. ¿Qué es una estrella para ti?
- Una piedrita que brilla mucho y es tan linda que sólo las princesas pueden tenerlas. Ah, y sólo pueden recibirlas del príncipe que está enamorado de ellas, es decir, su príncipe azul.
- ¿Tienes un príncipe azul?
- No, aún no. Las princesas no son niñas, son mujeres grandes.
- Cuando lo tengas, comprenderás lo que realmente es una estrella.

Portador.

- Eres una maldita rata descuidada. ¡Eso es lo que eres!
- Bueno, pero ahora tú también pasaste a ser una.
- ¿A qué te refieres? No me dirás que...
- Sí, era cierto. Yo tengo el virus VIH, y SIDA. Pero ahora, lo más seguro es que tú lo lleves dentro de ti. Así que, supongo que no volverás a preguntarme qué se siente ser alguien tan despreciable como yo...

25 de agosto de 2007

Fotografía.

Me está apuntando. Siento mi estómago retorciéndose, comienzo a sudar. No deja de mirarme, no pestañea. Marcará un momento, una escena, que nunca lograré olvidar. Sigue mirándome, siempre fijamente. Me da escalofríos, no me deja moverme.
Comienza la cuenta regresiva. ¿Estás lista? Qué pregunta, demonios. Como si alguna persona pudiera realmente estar lista como para algo así.
Tres, dos, uno. Siento como comienza a presionar el botón.
"Listo". Se dispone a sacar todos los aparatos. Tal indiferencia, un trabajo tan frío.

Evento inesperado.

Hoy me pasó algo totalmente insólito. Bueno, me llego a imaginar que ésa es la gracia de la vida, que pasen todo tipo de eventos sin siquiera imaginar que podrían ocurrir. Mi madre llegó muy atrasada hoy, tal vez extremadamente. Eso me llamó mucho la atención, pues mi madre - como dicen por ahí - es de una puntualidad "inglesa".
Apenas la sentí en casa fui a saludarla, totalmente extrañada. Como era de esperar, se encontraba en un estado de total cansancio y agotamiento. Pidió un buen té y se recostó en su cama.
Saliendo de su trabajo la habían chocado, un deportivo rojo totalmente nuevo. El conductor no respetó la luz roja y se incrustó en el auto de mi madre saliendo del estacionamiento.
Mi madre se bajó tranquila y se acercó al conductor, del cual no sabía qué pensar - no hacía nada al respecto. Era una mujer un par de años más joven que ella, que comía chicle molestamente y se vestía y maquillaba como si fuese de mi edad. En fin, "dame tu teléfono y patente para hacer los trámites. Ah, no me digas..." Sí, más encima se quejaba de haber dañado a su joyita al segundo día de haberla obtenido. "Bueno, lo siento por ti. Arreglemos esto rápido, hay una comisaría cerca de mi casa".
Luego de analizar los daños de la colisión, mi madre le dio la dirección de la comisaría y quedaron en encontrarse allí, lo que ocurrió un par de horas después. "Es que me perdí y llamé a mi esposo y tuve un par de problemas personales"; vaya, y eso que es casada. Qué hombre podrá aguantar a una mujer tan...
Los trámites fueron una mala pasada, pero lo peor fue cuando estaban yéndose y esta señora se dio cuenta de que había dejado las luces del auto encendidas: batería muerta. No, nadie tenía cables, y bueno, mi madre no quiso dejar a este pobre ser abandonado a su suerte. Esperaron juntas a su marido, el cual realmente parecía a disposición de la señora - estando en pleno trabajo a kilómetros, dejó todo por ir a socorrer a su pobre esposa. "Ah, sólo estaba en una reunión, no te preocupes".
He aquí el drama, cuando llegó el señor. Era un tipo de lujosos atuendos en un lujoso auto, pero el tema es que mi madre lo conocía. Sí, no era cualquier persona: era el tipo del que se divorció hace quince años.

Recuerdos para ti.

Desde el primer día que llegamos a la clínica estaba este señor, anciano en silla de ruedas con su sombrero y lentes de sol.
Me parece haber escuchado alguna vez que su nombre era Adolfo, pero no estoy tan segura de ello - tal vez se referían a su hijo, el que llegaba siempre alrededor de las seis de la tarde.
Lo acompañaba mucho su señora, bueno más bien la señora que yo le atribuí, puede ser su hermana, pero se ven tan lindos juntos que me gusta pensar así.
Lo primero que me llamó la atención del anciano de mirada impenetrable fue la cantidad de sueros y cables que rodeaban su casual sombrero, negro y simple. No logré entender o deducir su verdadero problema como para pasar meses (tal vez cuánto tiempo antes que you habñía llegado a pasar sus tardes en la sala de espera, junto a su señora e hijo) en la clínica, la verdad nunca pude verle muchos progresos ni vi si habló alguna palabra - maldita mascarilla blanca, sólo me hacía dudar cuántos dientes habrá tenido el señor.
Bueno al menos lo veía acompañado la mayor parte del tiempo que estaba fuera de su pieza - sí, sí sé cual es el número de su habitación en el cuidado intensivo coronario, pero no sé porqué sacaron su nombre desde el segundo día que llegué-. Al menos estaba la enfermera de turno, por lo que solo nunca estaba.
Me hubiera gustado mucho presentártelo, mamá. Al menos que lo hubieras alcanzando a ver. Nos hubiéramos reído mucho con anécdotas del señor de los lentes oscuros y sombrero negro, siempre en silla de ruedas y tan pacífico y misterioso. Te hubiera gustado.

7 de agosto de 2007

Tranquila pasión.

Lo que más me gusta de la nieve, es su ligero silencio.

Sala de espera.

Ni uno más, ni uno menos; esta dulce melodía sólo para dos, está perfecto así...

2 de agosto de 2007

Pero... ¿sabes por qué critico tanto? Para evitar criticarme a mi misma.
Lo siento.

17 de julio de 2007

Sin avance.

¿Y sabes cómo supe que debía volver aquí? Porque cada vez que tengo un mal momento, me cuesta muchísimo cambiar el tema -- aunque el ambiente sea otro.

21 de junio de 2007

Y aunque nunca supo porqué, ella simplemente se paró sobre la punta de sus pies y lo abrazó, eternamente.

Ruptura erótica.

Era la misma boca que en un tiempo anterior era mía, que besaba cada parte de mi cuerpo. Esa misma boca, ahora perteneciente a otro dueño. ¿Perteneciente? No, sigue siendo mía.
Aquellas caricias nunca fueron un compromiso, pero sí lo era cada momento. Cada gramo de magia que contenían sus palabras, cada mirada con la que hacía brillar mis ojos.
Pero no, aún no permito que esa magia se desvanesca y pase a ese rincón oscuro de mi vida en el que guardo recuerdos inconscientes. Sigo sintiendo su respiración en mi mejilla, sus eternos suspiros mezclándose con los míos. ¿Qué quiere decir que ahora esté con otro ser, un individuo nuevo en su vida? ¿Será posible que la magia en sus ojos sea tan apreciada, que acoja sus insignificantes granos en la piel y que acaricie su espalda como yo lo hacía?
No es posible. ¿O sí?

Futuro incierto.

Pienso hablarle a mis hijos desde pequeños con el término de lo malo, concretamente. Pero, ¿qué pasará cuando crezcan y descubran que lo malo puede ser bueno?

27 de mayo de 2007

A tu lado.

Me gusta estar contigo, porque me siento protegida y acompañada. Porque me siento querida, porque con tus caricias me haces sentir bonita.
Me gusta estar a tu lado, porque me entregas un sentimiento y una sensación armónicos e incomparables, porque tu respiración me causa una tranquilidad absoluta.
Me gustas tú, porque me tratas como nadie podría hacerlo. No importa lo que pase, siempre estás ahí, pendiente. Sonriéndome, diciendo que todo está bien.
Tu seguridad me estabiliza, tu ser me abraza...

Gracias por quererme, por ser como eres.

23 de mayo de 2007

Tranquila realidad.

Aquella vez fue la última que volví a subirme a un camión. De hecho, no he vuelto a estar sobre ruedas. No, ni patines. Esto de estar encerrado por razones confidenciales es una locura.
Me bajé del camión -- tú sabes, manejaba camiones de carga en aquella época para grandes industrias. Me bajé para despechar un pedido, un par de cosas para un mini market.
La cosa es que me, una vez fuera del camión, saqué las llaves como es de costumbre para dejarlas en mi bolsillo y el dueño del local envió a un tipo para que hiciera el trabajo pesado. Fue bastante grato.
Mientras recibía la boleta una vez revisada la lista, sentí un leve sonido afuera. No sé porqué quise voltearme y mirar. Y bueno, lo hice. Y alcancé a ver a una persona -- aún recuerdo su silueta -- agachada y revisando mi camión. Había una pequeña luz que quedó en el chasis.
Quería seguir mirando, pero el dueño del local me hizo cortar la situación. Me entregaba el recibo. Hasta que comprendí toda la situación...
Tú no me vas a querer creer pero ni en broma. Pero es cierto, no estoy loco. Ese tipo realmente dejó un dispositivo en mi camión, y seguramente estuvo vinculado con los dueños del local. Lo sé.
Cuando llamé a la policía, no quisieron más que reírse de mí. Ellos ya lo sabían. No fueron capaces de revisar el camión, y cuando les ordené que lo encendieran entonces para asegurarme de que nada pasara, se fueron.
Pero no todo quedó así. Astutamente dejé las llaves puestas, y la puerta abierta. Claro, me arriesgaba a entregar un camión que valía más que mi propia vida. Pero también arriesgaba mi vida.
En pocas palabras, mi locura se desvaneció por completo -- o tal vez es después de esto que llegó a mí. Un joven, curioso y movido, no lo pensó dos veces cuando ya estaba llevándose el camión. Bueno, está bien, pensé, finalmente era una paranoia mía nada más.
Pero no. No era paranoia, no era mi personalidad desconfiada. El camión provocó una explosión un par de minutos más tarde, la cual fue excusada como un problema en el motor y contacto con nitrógeno. ¿Cómo algo así? No importa, las autoridades lo decían. Nadie cuestionó nada.
En cuanto a lo que es de mí, estoy encerrado en un manicomnio por saber la verdad. Juran que me harán creer que todo fue un sueño, que sufrí un grave accidente. Pero lo sé todo, y prometo que algún día lo demostraré...

21 de mayo de 2007

Carta de despedida.

Querida Vero:
Pensaba comenzar esta carta de despedida con un 'Querida Amiga', pero consideré más apropiado llamarte por tu nombre. Después de todo, la palabra me limita demasiado.
Bueno, las cosas pasan. Creo que por más que alguien se sienta exclusivo y fuera de las condiciones, a todos nos puede pasar esto de llegar a un límite que nos supere. Y bueno, aquí me tienes.
Sé que estoy dejando muchas promesas atrás, un gran futuro por delante... y un triste presente. Lo tengo más que claro. Pero creo que es hora de comenzar de nuevo, quién sabe cómo. Pero en esta vida, creo que mi felicidad cumplió con su misión y terminó.
Me imagino que debes estar escuchando una de esas canciones japonesas tuyas, de esas que te encanta escuchar sin entender qué dicen. Si supieras cuánto pensaba en ti, cuántas veces me pregunté qué estarías haciendo en el minuto.
Bueno, no dejaré de pensar en ti. Y aunque no es momento de lamentos, debo reconocerte que me hubiese encantado invitarte a mi graduación. Ya sabes, luego de muchos años de decisiones y estudios, hubiera sido algo realmente hermoso que hubiésemos estado juntos.
Pero hay algo que siempre me limitó, desde que te conocí. Nunca supe si para bien o para mal, pero estabas tan estable con tu novio. Sufrías por él, reías por él. Me hablabas de él como si fuese lo mejor que te hubiese pasado en la vida. Pero, ¿sabes qué? Tú fuiste lo mejor que me pasó en la vida. Tu sonrisa me hacía feliz, tus abrazos eternos me llenaban de energía...
Siempre tuve esas ganas de invitarte a mi departamento fuera de la ciudad, de llevarte a despejarte de todo. Pero no, no podía hacer algo así -- le tuve el respeto que le tuve a tu novio por la felicidad que te entregaba. Pero dime, ¿te hacía yo tan feliz? Mi mundo giraba en torno a ti. Elegir ropa, buscar cortes, ayudarte en tus trabajos. Escuchar música, entender tus pequeñas tiernas locuras.
Tratándonos siempre de amigos. Un cariño tan distinto, pero tan profundo por ambos lados.
Tu apoyo siempre fue algo indispensable, desde que te conocí. Pero no quiero que te sientas culpable, no. Si no hubiese sido por ti, tal vez los años que logré sobrevivir no hubieran sido tantos, ni tan gratos como fueron. Me enseñaste que la felicidad existe, que la vida puede ser algo distinto.
Pero no es eso lo que yo necesito. Necesitaba irme en paz, descansar aunque sea una fracción de segundo de este mundo. Y por eso hice lo que hice.
Pero no he olvidado las promesas que pactamos aquellos acogedores días que estábamos juntos, cuando me insistías en prometer que no lo olvidaría. Estaré pendiente de ti todos los días, y estaré contigo cuando te gradúes, cuando te cases y cuando tengas hijos. Estaré contigo, aunque tú ya no podrás felicitarme por la novia que nunca tuve.
Espero que seas feliz, pues es lo que más te mereces. Felicidad y estar acompañada. No te estoy dejando sola, pero necesito que me entiendas. Y estoy seguro de que lo harás, por eso te envío esta carta.
Aunque nunca dejaré de preguntarme cómo hubiera sido todo si nos hubiéramos conocido antes, o si no hubieras estado con tu novio. ¡Si aquella noche en que llorabas por él, en que te refugiabas en mis brazos, hubieras comprendido!
Bueno, espero que te rías cuando encuentres faltas de ortografía en esta carta, como lo hacías con mis textos. Tienes una dulzura cruel, ten más cuidado con los que te rodean. Estoy tan seguro de no haber sido el único que te miraba con ojos de amor.
Te sigo queriendo, y espero que nunca dejes de quererme. Los amigos son para siempre, ¿recuerdas? Así que visítame con frecuencia, convérsame mucho. No llores por mí, que estaré cuidándote.

Un abrazo eterno.
PD: Mira, logré encontrar tinta morada. Sé que es tu color favorito.

4 de mayo de 2007

Ventana.

Y desde que te vi llegar aquel día, no dejo de asomarme por la ventana para ver si el recuerdo se hace realidad.

2 de mayo de 2007

La última palabra.

Y cuando llegó, no quedaba nada.
Nada más que un caramelo.

Suny.

25 de abril de 2007

Sin importancia.

- Y bueno, de qué es esta página ElectroChemicals. ¿Tu cuento?
- No, algunos textos rápidos, nada más -- no me vayas a malentender la palabra.
- ¿Y tu cuento?
- No he escrito mucho, la verdad.
- Vaya idiotez.
- Bueno, cosas que pasan. Entre una cosa y otra...
- Claro, así cualquiera.
- Cierto.
- Aish, apestas. Odio que dejes tus cosas así, tiradas.
- ¿Acaso esperas una continuación?
- No.
- Pero, si ni lo has leído, --
- Por eso. No me importa nada. Es tu tema.
- Supongo que sí.
Larga pausa.
- Bueno, supongo también que odias pensar que subiré esta conversación a la misma página de la que te hablo.
- Me encantas.

15 de abril de 2007

Rencor.

No por ser malo me atrae.
De hecho, no tiene ni la más mínima gota de dulce.
Es agrio, amargo. Para nada sabroso.

Pero aún así me llama.
Me atrae, me hipnotiza.
Confunde mi racionalismo, dando ventaja a mis emociones.

El momento...

10 de abril de 2007

Reemplazante.

No sé qué hacer. Ni sé qué estoy haciendo en este minuto.
¡Estoy llorando!
No logro comprender la situación. Fue algo tan extraño...
-- sigue siéndolo.

Era un cliente más. Llamó al servicio y cumplí, con la intención de tener más monedas que gastar. Atractiva idea, única motivación.
Una vez en su departamento, me llamó la atención su edad y que haya pedido a una mujer. Especificó joven y delgada, sin mayores discriminaciones. Por eso me mandaron.
Se veía amable. Tenía unos 48 años, ojos claros. Me parece que fue una persona muy atractiva durante su juventud.
Me abrió la puerta y se sentó en la silla de lo que parecía un living. Vaciló por unos segundos, luego fue a un dormitorio. Sacó unas ropas de una cajonera y me hizo sentarme en la cama.
Nada nuevo.
Me desvistió ella misma. Curioso, pensaba que ése era mi papel.

Tanta ansiedad.
Una vez en ropa interior, se quedó observándome. Tal vez no era lo que quería, pero por lo general aceptan cualquier cosa. Incluso se han llegado a tapar los ojos, con tal de sentir algo sin mirar con quién es.
Me seguía mirando. No entendí, pero dinero es dinero. Así que esperé nada más, con paciencia. Más monedas, más entretenciones.
Aunque nunca tocó mi ropa interior. Me miraba así tal cual.
Le cayó una lágrima por la cara. ¿Será que le entró miedo?
Tal vez era su primera vez con una mujer.

Me pasó unas ropas extrañas, una polera y una falda. Estaban usadas, me quedaban grandes. Pero ella lloraba.
No sé cuánto fue el tiempo que estuve ahí, quieta, con ropas extrañas. Pero ella no me tocaba.
Tengo que confesar que llegué a sentirme terrible. Contratada y rechazada.

Llegó a amanecer. Se notaba a través de las cortinas gastadas. Me recordaban a mi antiguo hogar.
Por fin llegó el minuto en que dijo algo.
Vete, es suficiente.
Supuse que hacía lo correcto al volver a vestirme con mis prendas y esperé por mi dinero. Fue algo tan extraño.
Aunque, después de todo, fue un servicio. No dejaba de pensar en cómo exigirle mi paga.

Me dejó en la puerta. La vi tomar su billetera.
Calculó las horas y el dinero.

Volvió a quedarse mirándome. Debía irme, sino perdería clientes. Llevaba demasiado tiempo allí.
La extraña señora se acercó a mí, y luego de entregarme mi dinero, me rodéo con sus brazos.
Me abrazó.
Te quiero, mi niña. Siempre lo haré.

¿Qué demonios?
Y es ahora que comprendo todo.
Me pagó, me pagó... a mí... por ser el reemplazo de su hija.

25 de marzo de 2007

Perfecta imperfección.

Pero observándome en el espejo me doy cuenta de una realidad tan abstracta.
Debo leerme un libro sobre el existencialismo, o al menos eso creo. Pero eso es lo que supongo verdadero, hasta tener una corrección.
Y ése no es mi problema.
¿Cómo me verán los demás? ¿Será que no percibo algo que ellos sí? ¿O acaso, más bien dicho, tenemos tantas diferencias en gustos?
Pero es frustrante cuando me dejo convencer. Rasgos, detalles. ¿Qué ven ellos en mi rostro que yo no encuentro?
Adoro escuchar buena música. La voz de este sujeto realmente me gusta. Pero no, no en todo momento.
Mariposas. ¡Son cosas que todo el mundo puede opinar de la misma forma! -- Relativamente, de más está decirlo.
Entonces, ¿no tengo el mismo color de ojos que la gente ve? ¿Las mismas pestañas, los mismos labios? No es necesario más que observar para tener una buena descripción.
Imaginaré vagamente que nunca lograré percatar aquello que mi alrededor rescata de mi ser. ¿Motivo? Espejo. Por más que siga frente a un espejo, cualquiera que sea, faltará algo. ¿Una opinión subjetiva, tal vez? Algo distinto, externo. Supongo que la gente me complementa.
Espejo... mayor imperfección. Me pregunto si un ser, que en su raza nunca ha alcanzado la perfección, podría llegar a crear un algo perfecto.


Me siento desordenada. No reeleré el texto, ni lo editaré. He estado leyendo demasiado y redactando muy poco.

17 de marzo de 2007

La primera flor.

Estaba nervioso. Pero ya era hora. A sus 12 años, sería la primera flor que entregaría. De verdad estaba emocionado. Una flor significa tanto, sobre todo cuando se da de todo corazón.
¿Una cala, tal vez? No, demasiado elegante. ¿Lilium? Podría ser. ¿Margarita? Demasiado casual. Bueno, un girasol no estaría mal. Después de todo, una rosa era demasiado comprometedora.
Finalmente se decidió. Salió de su casa con un aire de mayor, de pequeño hombrecito. Caminaba erguido y seguro, con la frente siempre hacia el horizonte. Un horizonte lleno de expectativas, pues éste era el primer paso.
Se desvió especialmente del camino para pasar por uno de los jardines más atractivos del lugar. Parecía un vivero, la verdad. Los dueños de la casa tenían mucho dinero, y --por suerte-- sabían gastarlo. Era una maravilla, hasta las abejas pasaban con aromas a perfume de flor. Pero lo complejo no era entrar al jardín prohibido y sacar un fruto, sino elegir cuál. Todos tan perfectos, cada hoja en su lugar y cada gotita de agua en el mejor ángulo.
Una vez decidido, continuó su camino. Ya no iba solo, la flor perfecta lo acompañaba. Estaba fresca, húmeda. Una fragancia suave pero intensa. La sostuvo con mucho cuidado, la llevó mirando hacia el horizonte igual que él. El doble de expectativas, dos horizontes juntos.
Faltaba poco para llegar. Comenzaban a sudarle las manos.
Llegó.
Tocó la puerta, esperó. Le abrieron, le hicieron pasar. Con toda confianza. Subió las escaleras, se secaba repetidamente las manos con su pantalón. Movía sus dedos, estaba intranquilo. Vamos, ya estás aquí. No hay nada que perder.
Tocó la puerta, no recibió respuesta. Abrió, entró al baño. Tomó con sutileza la flor, como si fuera un verdadero cristal. La extendió... se la ofreció al espejo. Su reflejo sonrió.

13 de marzo de 2007

Abejas.

Carrera de abejas. Se detiene el tiempo. La de la izquierda lleva la ventaja.
Juegan, sin más obstáculos que el mismo viento...

8 de marzo de 2007

Indescriptible.

Es que así es la cosa. No sé realmente cómo llegar a explicarlo.
Es algo más bien personal, haciendo una excepción.

Desgraciadamente, no siempre se puede llevar la cuenta del tiempo. Cuánto ha pasado, cuánto falta. Sería demasiado, ¿no?
Y claro, como dicen por ahí: "no lo sabes hasta que lo pierdes".
Cosas que pasan, claro.
Pero tampoco somos capaces de percatar los colapsos que han pasado, el estrés acumulado.

Lentamente vamos adquiriendo cada vez más responsabilidades, pero no es lo suficientemente despacio. Y a esto puedo obtener varias respuestas: "a todos nos pasa", "me carga", "ya estamos viejos como para andar pensando en estas cosas", ...

Pero no me siento mayor. Al mirarme al espejo no veo a una adolescente a unos pasos de una nueva etapa. Diría que la segunda o tercera etapa de la vida. Veo a una simple niña, que sigue en el colegio y cumple con sus estudios.
Pero ya no es sólo una niña. Es una pequeña que debe cumplir todo lo que pueda con sus clases en el colegio, que debe aprender a manejar bien para poder obtener una licencia y así no defraudar a sus padres. Una mujercita que tiene su futuro en sus manos. ¡Mi futuro!

Ahora es cuando todo depende de mí. De si soy responsable o floja, si me doy por vencida o sigo luchando hasta el final.
Vaya, que sueño más indeseable. Una novela sin terminar, un constante dolor de cabeza.
Pero como siempre, acompañada, como siempre abrazada.

28 de febrero de 2007

Microcuento II.

"Haz lo que quieras conmigo. Soy tuya. Me entrego a ti".
Y él, mirándola a los ojos, tomó delicadamente su mano y la besó.
"Yo también soy tuyo".

20 de febrero de 2007

Error fatal.

Querida María Jesús:
Amiga, ya no sé qué hacer. Tengo un problema que me ha seguido durante años, y ya no tengo a nadie más que recurrir. Sé que íbamos a intentar dejar de lado los problemas, pero esto ya es demasiado. Necesito que me ayudes.
¿Recuerdas cuando mi esposo murió? Hace 5 años y 4 meses, exactamente. Mi pequeña Esperanza tenía apenas 10 años, no entendía lo que pasaba.
Logré que me entendiera bien hace un par de años, cuando consideramos con mis padres que ya tenía la suficiente madurez como para explicarle todos los detalles. Bueno, la pequeña ya tiene 15 años.
Ya nada me sale bien, Jesús. Ni puedo redactar bien. Las ideas me torturan, me colapsan.
No sé si sabrás esto, así que te lo contaré desde el principio. Logré sentir una etapa superada y dejarme convencer por mi familia. Después de todo, supongo que tenían razón: una mujer de 40 años y de buen estado no se va a quedar sola toda la vida.
El problema empezó el día de la muerte de Javier. Esperanza estaba cada día más callada, hasta que un día con suerte logró saludarme. Me enteré por la escuela de la cantidad de problemas que estaba causando, porque la echaron.
La comunicación volvió a estabilizarse una vez que, con ayuda profesional, le expliqué lo de su padre. Cómo murió, porqué...
Pero ahora, ya ni la ayuda profesional me sirve. ¡Me siento como la peor madre de la faz de la tierra! Me sentía tan bien, tan apoyada. Comencé a salir con un hombre que me presentaron, que ni te diré el nombre.
Mira, se me va a acabar el tiempo. La cosa es que, cómo explicártelo. Iba todo tan bien. Pero al llevar un tiempo con él, mi hija volvió a dejar de hablarme. No logré entender porqué, pensé que eran celos pasajeros. Él era tan bueno con ella...
María Jesús. Lo encontré desnudando a mi pequeña en su habitación, un día que llegué antes. Lo último que supe de él es que no alcanzó a tocarla, era la primera vez que hacía algo así. Ni supe la sentencia.
Esperanza está con ayuda profesional, y tiene fobia a los hombres. Estuvo un tiempo viviendo con sus abuelos, y ahora pasa las vacaciones en casa de una amiga fuera del país. ¿Cómo podré verla llegar de vuelta a mi hogar?
¡Dime, María Jesús! ¿Qué debo hacer para que ella me vea como su madre?
Por favor...



Muéstrale esta carta una vez que esté en tus manos. Dile que siempre la querré, y la estaré protegiendo. Dile que me perdone...

15 de febrero de 2007

06. Amigo.

Bueno, hace un tiempo me encontraba en el sur. Se podría decir que en la playa, pues teníamos en parte acceso a una playa privada. Pero me gustaba más hablar del campo en el que nos instalamos.

Pasó hace un par de semanas, pero el recuerdo sigue como si hubiera sido ayer. Fuimos a Puerto Varas, en un agotador viaje para llegar a ver una pequeñísima ciudad totalmente cambiada – para mal. Recorrimos las ferias y calles sin encontrar mucho más que ruido y turistas de otras partes del mundo.

Me encontraba viendo un adorno espectacular. Para comenzar, fue el local en sí el que me llamó la atención: un tipo de ojos claros tocando esos pequeños tambores al estilo cumbayá. Espero que me entiendan. Tenía buen ritmo, agradable.

Mas, lo que me hipnotizó no fueron sus cristalinos ojos, sino el dragón recién tallado que tenía en vitrina. No era de mayor tamaño, pero sus buenas terminaciones fueron quienes me llevaron hacia él. Un color perfecto, un tamaño ideal. Sostenía una pequeña gemita entre sus garras, lo que le daba el pequeño toque.

Y aún así de fascinada, me retiré indignada del lugar. Más allá de su precio – el cual era bastante razonable para lo que era aquella pequeña pieza exclusiva –, fue la actitud del tipo. “¿Es para un hombre? Mira, le va a encantar. Es algo totalmente exclusivo, masculino.” Lo quería para mí, para mi propio espacio. No para un hombre, demonios.

Molesta iba caminando, hasta que siento que mi celular se movía. “¡No sabía ni que tenía señal!”. Era mi buen amigo, Luis, que iba caminando por la playa y se había acordado de mí. Le contesté algo confundida, pensando que podría haber pasado algo – para bien o para mal.

En fin, era solo un tierno gesto por saludarme y preguntar cómo estaba. Mi problema fue que, después de todo, era demasiado bueno como para ser verdad: perdía la señal y la batería. Sí: “batería baja”. Que enojo me vino.

Pero pensando en aquella pequeña sutileza fue que me tranquilicé. Tuve que decirle que habláramos más tarde por problemas técnicos, pero no pude volver a comunicarme con él. En la casa en la que estábamos no tenía ni un mínimo intento de señal, y luego crucé la frontera del país.

Así que, amigo, si llegas a leer esto, espero te contente igual que a mí cuando me llamaste. Perdona por no haberte devuelto el llamado, espero me entiendas. Ya sé que cuando cambie mi celular, debo pedir el que tenga más capacidad de señal antes de lo bonito que sea.

05. Los alemanes.

Y sentía la lluvia a mi alrededor, mientras cruzaba el angosto pasillo de madera. “Este debe ser mi día de suerte”.

El calor nos tenía totalmente invadidos. Llevaba más de dos semanas así, lo que era considerado una sequía total para la zona. Bueno, la verdad, llevaba mucho más tiempo con este clima, pero había habido algún par de lloviznas.

Debe haber sido gracias a aquellos extranjeros que recogimos hace un par de días atrás. Una pareja alemana, algo perdidos y de mochileo por Chile. Ubicaban a mi hermano, Carlos, quien les había dicho que hablaran con nosotros para ayudarlos.

Y así fue. Los fuimos a recoger en una pequeña lancha que arrendamos todos los años, sin poder entenderles una sola palabra de lo que hablaban. Los dejamos en una casita en la que guardamos nuestras cosas y les llevamos algo de comida.

Fue algo bastante tierno. Ambos eran muy curiosos, y les gustaba ayudarnos. Los invitamos a almorzar un día, pues aunque no pudiéramos comunicarnos verbalmente nos cayeron muy bien. Y así fue como murieron de amor por nuestras vacas, a las cuales llegaron a ordeñar. Estaban tan felices.

Pero había algo que siempre intentaban decirnos, sin poder entenderles. Señalaban el estómago del joven alemán, poniendo unas caras extrañas de preocupación.

Fue triste. No logramos nunca entender que el joven estaba enfermo… descubrimos su lombriz solitaria demasiado tarde.

04. Tormenta.

El viento soplaba fuerte. Tal vez demasiado.

Pero no era su culpa. Ella no había hecho nada más que encender la radio, buscando ingenuamente encontrar alguna estación que llegara hasta donde ella se ubicaba.

Las hojas de los árboles aprovechaban escapar con el viento, dándoles así una apariencia mucho más tenebrosa a los pálidos troncos. Primer día y ya todo estaba quedando mal.

Lo curioso fue que era pleno verano. ¿Tormenta en verano? No era lo usual, le había dicho la gente de por ahí. Totalmente indefensa, optó por refugiarse dentro de la casa. ¿Qué más podría hacer? No le causaba mucha confianza salir a tomar un paseo, menos con la poca luz que había – y se iba yendo a causa del atardecer.

Sin más luz que una linterna que encontró en un almacén, se metió a su cama para calmarse. Seguía vestida, por lo que sólo se cobijó con una mantita. Parecía un pequeño ovillo asustado.

Parecía que de verdad una maldición la seguía. Se encontraba en un lugar más bien cálido, y los habitantes a su alrededor se sorprendían por el fuerte cambio de clima. “Tenía que ser cuando yo llegaba, por supuesto…”

Todo lo que ella había visto en postales, ya no existía. Las flores caían, encorvadas, con la fuerte lluvia que se apoyaba sobre ellas; y los truenos y relámpagos hacían gritar a los niños. Estaba claro: sus vacaciones nunca lograrían ser algo verdaderamente grato. Siempre había algún obstáculo para ella; descansaba más en su propia casa a que saliendo a algún lado.

03. Animé.

Mucha gente desprecia el animé o animación japonesa por ignorancia. Hay gente que se basa en argumentos vacíos para burlarse de la gente que ve estas famosas “caricaturas” pensando que no son más que “pokemones y cosas para niños”.

Pero no es así. Yo quise comprobar por mi misma de qué se trataba todo ese mundo otaku, investigando un poco y revisando con paciencia las series.

Me llevé una grata sorpresa. Hasta el día de hoy sigo bajándome series o yendo al famoso “Kodama fan sub”, donde estrenan algunas novedades y muestran películas. Hay gente de todas las edades, incluso padres jóvenes llevan a sus niños desde pequeños.

Los temas son increíblemente variados. Y muchas veces la gente los prefiere porque hay cosas que simplemente no se pueden expresar o mostrar en la televisión “en persona”. Han creado un mundo perfectamente completo, en el que nada es imposible.

Hay mucho por donde elegir. Dibujo, temas, categorías… es toda una fantasía. Y debo admitir que la música que usan los japoneses para sus series es algo que nunca antes hubiera descubierto. Una dedicacion tal…

Por supuesto que hay gente que pasa a un extremo, pero como en todos los casos. En un principio los llamaban “otakus”, y se especializaban obsesionadamente en todo tipo de series e incluso pasaban a ser desadaptados sociales, encerrándose en un mundo de fantasías y animaciones. Pero la palabra ahora se utiliza para hablar de cualquier persona que vea, con suerte, una serie; o que se maneje en el tema.

Se ve a esta gente que sigue la animación japonesa como algo digno de burla, así como cualquier tipo de persona que salga del prototipo social. Pero no son más que aficionados, una comunidad totalmente abierta y creativa para todas las edades.

Es mas, incluso llegan a hacer eventos y pueden ganar premios. La cosa es tomarlo como algo entretenido, tal vez como un hobby: ver series, dibujar, hacer comics, leer mangas, participar en cosplays… nadie tiene por dónde quedarse fuera.

02. Nubes de algodón.

A pesar de aquella hermosa vista que por primera vez en mi vida veía, no podía dejar de contemplarla. “Y la veía, cómo con sus inocentes ojitos veía aquellos dulces algodones en el cielo…”. Cómo poder dejar desapercibida aquella tierna escena.

Estaba apoyada sobre el mango del auto, dejando descansar su carita rosada sobre sus manitas. Sus ojos brillaban como nunca, ella vivía su propio cuento de hadas. Aunque debo admitirlo, tampoco yo nunca había visto nubes como aquéllas. Me dejaban pensando, me hipnotizaban; intenté sacarles una foto y así guardarlas para siempre, mas no me dejaron más que quedarme con las ganas. No fui capaz de sacar mi cámara, no podía caer en el pecado de dejar de ver aquellas maravillas.

Y con esa misma carita pequeña y rosada, la pequeña me dio unos golpecitos en el brazo para llamarme la atención.

¿Cómo puede flotar ese algodón?

Pues ella había intentado crear su propia nube, sacando del material que teníamos en casa.

01. Experimento vacas.

Son cosas de la vida que pasan, nada más. Pero de esa forma se nota tan simplemente la psicología en lo cotidiano...

Bueno, la situación al menos era bastante simple. Había tres vacas hechadas en el camino; dos a un lado y una sola al otro. El experimento consistió en comparar los distintos puntos de vista e ideas que se veían.


Caso 1: dijo de manera burlesca y cómica, “Miren esas vacas allá, están como echadas tomando el té como las viejas. Copuchando y tomando sol”.

Caso 2: fue algo más bien serio. “Oh, fíjense. Son como dos mujeres y un hombre, conversando o tal vez él coqueteando y cortejándolas a ambas.”

Caso 3: “Parece ser un matrimonio, juntos a un lado, hablando con alguna otra persona. Tal vez con un terapeuta…”


Fueron los únicos resultados, pues nadie más se fijó en detalles como vacas en el pasto. ¿Lo curioso? Es que los tres casos pertenecen a la misma persona, quien las vio una sola vez y se puso en el lugar de un experimento.

Yo.

29 de enero de 2007

Y yo a ti, cariño.

- Mamá. ¿Qué son los sueños?
- Bueno, hija mía, creo que eso te toca descubrirlo por ti misma.
- Pero es que es tan complicado. No logro distinguir una meta de un sueño. Además... es difícil, porque los sueños se sueñan, se duermen; en cambio, las metas son algo presente...
- Bueno, ahí es cuando te detienes a pensar qué tienes más presente. Lo que sueñas o lo que tienes por meta.
- Pero entonces, ¿qué pasa cuando sueñas con tus metas? ¿Se convierten en sueños?
- No tienes porqué categorizar tanto las cosas. ¿No crees que si las dejas así, tal cual, confundiéndose y mezclándose entre ellas, sería más fácil?
- Claro. Pero no porque sea más fácil voy a empezar a hacerlo.
- Ay, mi pequeña. Tienes tanto por delante, y aún así buscas más y más... nunca cambies, cariño. Hace falta gente como tú, de aspiraciones en grande y curiosidades filosóficas. Pero cuidado, que tanto control puede salirte en contra.
- Está bien. Gracias mamá, te quiero.

25 de enero de 2007

Sophie & Chloe (por el momento).

Sophie despertó con un fuerte dolor de cabeza al día siguiente. No recordaba nada de la noche anterior; no lograba entender qué había pasado finalmente. Se restregó el rostro con las manos, intentando abrir los ojos encandilados por la ventana sin cortinas.
Tambaleando y apoyándose en las paredes consiguió llegar al baño. Se mojó la cara, se la restregó con una toalla gastada. Pero había un problema: ¿dónde estaba? De alguna manera había llegado a un departamento totalmente sucio y desordenado, nunca antes visto.
Luego comenzaron a empeorar las cosas. Tenía puesta un “intento de polera”, pues no le tapaba ni el ombligo, y su ropa interior inferior nada más. Al salir del baño se encontró con un hombre en ropa interior, ruborizándose e intentando taparse todo lo que podía con sus manos. No pudo evitar ver los calzoncillos de aquel masculino personaje al frente de ella, arrepintiéndose al acto.
- ¿Qué pasa? Es como si nunca hubieras visto algo así en tu vida.
- ¿Dónde estoy?
- Ah, ya veo. Alexiel debe haberte jugado la de siempre. Pero nunca supe que ahora salía con chicas… eres su primera, felicitaciones.
- No, no entiendes. No pasó nada. Anoche nos encontramos y necesito saber qué pasó.
- Mejor vete a casa, muchacha. No quieres saber lo que pasó. Nada más que haber tomado algún depresor que ella dejó en tu trago, y lo demás es reacción de tu cuerpo frente a la droga. Al parecer no tuvieron una noche muy activa.
- Mejor me voy de aquí. Quiero vestirme. Permiso.
No lograba entender nada. ¿Por qué la habría dormido? ¿”Su primera”? Así que realmente Alexiel pensaba que su cita era un hombre que iba a verla, pensó. Sacó sus cosas, revisó que estuviera todo y se fue a buscar su auto. Debería seguir estacionado en el mismo lugar.

21 de enero de 2007

Pose.

Fue un momento tan intensamente hermoso.
En el instante en que se lo pedí, aceptó con una sonrisa.
Simplemente me iluminó.

Posó para mí como un ángel. Se mantuvo tan quieta, parecía una escultura perfecta. Se cubría levemente con una toalla que encontramos por ahí, pues al final era un detalle nada más. Pero de los detalles se crea lo que somos.
No había música; nosotras mismas componíamos nuestra propia sinfonía. Mi mano dirigía mientras el papel sonaba con el roce del lápiz.
Carboncillo fue lo que usé para intentar llegar a la perfección de su cuerpo. Pero, por más que lo intentase, su rostro no logró quedar plasmado en aquella humilde obra. Mas, ella sonreía. Le gustaba mi trabajo. Se sentía feliz así como estaba.

Terminarlo, nunca lo lograré. Así que se lo regalé, lo quise dejar en sus manos. Ella sabría qué haría con él. Pero estaba contenta, le gustó la situación.
Y ese es el comienzo de una nueva historia...

2 de enero de 2007

Sin título

A veces, termino siendo yo mi propio temblor.
Intento sentir mi alrededor y me doy cuenta de que los movimientos provienen de mis propias piernas.
Y termino asustandándome siempre de la misma manera...